

El pasado día 8 de Diciembre, Fiesta de la Inmaculada, a la edad de 81 años fallecía en la ciudad de Ronda, la Ronda de sus amores, ciudad que también lo vio nacer, el inolvidable y muy querido D. Gonzalo Huesa Lope, hoy Monseñor, por haber sido nombrado “Prelado Doméstico de Su Santidad”.
Como él mismo gustaba definirse, así se le recordó en la tarde de su funeral con la sencilla síntesis de estas tres palabras: “Rondeño, Salesiano y Sacerdote”.
Con un templo repleto de fieles, su templo, la Parroquia de Santa María, y la presidencia del Sr. Obispo de Málaga, Monseñor D. Antonio Dorado, y el Arzobispo emérito de Pamplona, Monseñor D. Fernando Sebastián y concelebrando casi 40 sacerdotes diocesanos y religiosos, entre los que se encontraban Salesianos de Ronda, Málaga y Úbeda, se celebró una Solemne Eucaristía de Difuntos, en la que todos los asistentes participaron con sus cantos y plegarias.
En lugares de honor, además de su más allegada familia, se encontraban las máximas Autoridades Civiles y Militares de la Ciudad. Destacar el curioso detalle del Sr. Alcalde, que dejó sobre el féretro el bastón de mando que portaba al entrar en el Templo.
Se estaba celebrando el funeral por D. Gonzalo; pero al mismo tiempo una fiesta llena de alegría y esperanza por la certeza de que su alma ya gozaba de la Presencia de Dios en el Paraíso, por el que él tanto luchó, trabajó y sufrió para ahora recibir el premio prometido por el Padre Bueno a todos aquellos que le sirven con amor y fidelidad.
Como introducción, un joven sacerdote hizo una semblanza preciosa y precisa de D. Gonzalo, llena de afecto y respeto hacia el difunto. También otro Sacerdote, intimo amigo, para la despedida hizo una cariñosa y emocionante glosa de los últimos momentos de Jesús en la Cruz, con los últimos de la vida de D. Gonzalo en el lecho del dolor, para finalmente terminar con la lectura del Testamento Espiritual, que a él mismo le había dictado D. Gonzalo unos días antes de morir, presintiendo que se acercaba su última hora. En él la palabra PERDÓN fue la dominante.
Se concluyó con un canto a María, de la que el difunto fue ferviente devoto y fiel hijo, para posteriormente salir a hombros de sus hermanos Sacerdotes hasta el coche fúnebre que le trasladaría al lugar de su última morada.
Como Sacerdote ligado a Úbeda y a los Salesianos por múltiples motivos, una representación de la Familia Salesiana, con su Director D. Felipe Acosta a la cabeza, se hizo presente en las exequias de tan ilustre y querido personaje.
¡Descanse en paz. Que la Auxiliadora, que estaba presente en la cabecera de su ataúd, velando su “sueño”, y a la que él tanto quiso, y Mª Inmaculada , que quiso “llamarlo” el día de Fiesta, lo hayan presentado ante el trono del Altísimo, donde en compañía de tantos y tantos amigos gozará por siempre en el Paraíso!
Fernando Gámez de la Blanca.-