Los portadores deben evitar durante las procesiones malas posturas que pueden terminar en graves lesiones, por lo que el trabajo de la musculación y los estiramientos son esenciales. Lo ideal es que los ejercicios de calentamiento y equilibro comiencen treinta días antes de la salida procesional y se repitan con asiduidad en el plazo hasta pocas horas antes de la misma
Sacar un trono es mucho más que meter el hombro. Además del aspecto sentimental, se requiere un gran esfuerzo físico. Los cuerpos comienzan rectos, pero con el paso de los minutos la resistencia es vencida por el peso de las moles que llevan sobre sus hombros centenares de portadores. Una mala postura a la hora de llevar el trono puede acabar en una grave lesión. El equilibrio postural es clave y por eso hay que tener cuidado. Con unas sencillas técnicas y ejercicios se puede conseguir un mejor rendimiento y evitar lesiones.
La atención al físico no se debe centrar en las horas previas al salir. Unos treinta días antes es aconsejable realizar ejercicios de musculación y estiramientos. “Lo básico es trabajar la musculatura de miembros inferiores y de la prensa abdominal”, explica Cristóbal Molero, fisioterapeuta experimentado. El experto aconseja fortalecer y estirar los extensores de rodilla (cuádriceps), los extensores de caderas (glúteos) y la musculatura abdominal “para corregir la posición de la pelvis y evitar el sufrimiento lumbar”.
Los ejercicios que se pueden hacer un mes antes, con el fin de tener una mejor resistencia para llevar el trono, son muy sencillos. Para los miembros inferiores sentado en el banco de cuádriceps realizamos extensiones de rodilla con peso moderado y series de 10 repeticiones y los estiraremos llevando el talón del miembro estirado al glúteo con la mano del mismo lado. Para trabajar glúteos, tumbado con las plantas de los pies apoyadas elevaremos los glúteos despegándolos del suelo, en series de 10 repeticiones. Para estirarlos nos tumbaremos de nuevo y llevaremos una rodilla al pecho, manteniendo esa posición 20 segundos aproximadamente.
Cuando ya quede poco tiempo para salir, Molero recomienda estirar la musculatura más implicada. Los cuádriceps, los glúteos, los extensores lumbares (espinales) a nivel cervical (calentamiento de la musculatura). Para esta última se puede llevar la oreja al hombro y girar el cuello de izquierda a derecha. Tampoco hay que olvidar los trapecios.
Una vez consumado el tiempo llegó la hora de meter el hombro y de no tangarse que, como dijo Jiménez Valverde, “los tangaos no entran por la puerta de los cielos”. La forma más correcta, para que la espalda sufra lo menos posible es la siguiente: con los toques de campana –el aviso–, el portador debe colocar el hombro pegado al varal pegado al cuello y con los brazos hacia abajo. No se debe comprimir la articulación del hombro (glenohumeral). “La proyección de la cabeza y el cuello debe ir en la misma línea que la columna”, especifica el fisioterapeuta. El abdomen debe estar contraído a la hora de subir el trono, para mantener recta la columna lumbar.
Una vez en contacto con el varal se debe adelantar el paso con las piernas para que los pies queden apoyados delante de la columna lumbar. Cuando ya está el trono sobre el hombro, el portador debe mantener la vista al frente, con el cuello recto y con los brazos hacia abajo. A la hora de bajarlo hay que hacerlo progresivamente. El pulso también cobra protagonismo en algunas cofradías. Lo más correcto es levantarlo con las dos manos para que la columna esté lo más recta posible.
Cristóbal, que ha sido hombre de trono, es consciente de que hacer todas estas pautas es difícil porque los portadores van muy pegados “y el espacio es muy limitado” y porque “seguir la posición se puede hacer al principio. Después se busca la postura más cómoda”. Asímismo, una vez que concluye la procesión y la penitencia bajo los varales, el portador debe hacer los estiramientos de la musculatura cervical, lumbar y miembros inferiores, “algo que no se hace”, apostilla.
Muchos hombres de trono utilizan una faja o una tela que envuelven alrededor de la cintura. Lo más correcto es una faja con un refuerzo para la zona lumbar. “La faja de tela no hace el mismo efecto. La más idónea es la que se utiliza en el postoperatorio de patologías lumbares” añade Molero. El precio medio de este tipo de fajas roza los 30 euros.
Las hombreras también son desaconsejables a pesar de producir un calentamiento en la zona, debido a su efecto negativo en la piel ya que puede producir llagas y ampollas. El calzado también es importante. El experto señala que unas zapatillas de deportes son más confortables “aunque el criterio del tipo de zapatos está sujeto a las normas de la cofradía”. Las hermandades cuidan su estética y piden zapatos de color negro.
Otro punto que no es tenido en cuenta por las corporaciones es el espacio tan reducido que dejan para que trabajen los hombres de trono, algo que no pueden hacer cómodamente. Este punto hace difícil una correcta postura debajo del varal.Sin duda, las zonas más incómodas para elevar el trono son el manto y el submarino. “El aporte de oxígeno al respirar es más pobre y eso repercute en el correcto trabajo muscular”, agrega Molero.
Además, con el paso de las horas el hambre también se va notando. Para no quedarse con el estómago vacío lo más correcto es comer algo ligero y no copioso. Eso sí, siempre teniendo en cuenta el momento y la estética. Los portadores también pierden mucho líquido. Lo ideal para recuperarlo es ingiriendo agua o bebidas isotónicas, “nada de alcohol”, aclara el joven.
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