“El
Viacrucis del amor, de la fraternidad y la unión”
El 11 de marzo vamos a vivir
un momento excepcional con la celebración del Viacrucis extraordinario
conmemorativo del cincuenta aniversario de la fundación de la Cofradía del
Cristo de la Noche Oscura. Pero no quiero centrarme en la importancia del acto
basándome tan solo en el extraordinario cartel que se presenta, con la
participación de Monseñor Amigo Vallejo y el estreno de una maravillosa
composición musical realizada expresamente para el Viacrucis por López Gándara
y Molina Navarrete. Tampoco quiero cansar al lector con reflexiones personales
sobre lo que significa para mí vivir un rato de oración junto a Jesús en su
agonía del Viacrucis; ni hacer un glosario de lo que ha supuesto para nuestra
ciudad y su Semana Santa poder compartir durante estos últimos cincuenta años
el camino de la cruz junto a la imagen que tan magistralmente tallara nuestro
querido Palma Burgos.
El Viacrucis claustral
extraordinario concentra la esencia más pura de lo que representa nuestra
cofradía, el porqué de nuestra existencia y la excepcionalidad de nuestro ser
en medio de una Semana Santa que poco a poco va
abandonando la sobriedad, el orden y el recogimiento que desde tiempos
inmemoriales la ha caracterizado.
Es el Viacrucis de la
humildad y el recogimiento. Con las limitaciones y la sencillez que
caracterizan a la cofradía, se deja a un lado lo que hubiera sido más fácil y
lógico: salir a la calle en otro Viacrucis de tantos, para la contemplación de
fieles y devotos pero también de curiosos y extraños a lo que allí se vive. Se
ha optado por crear un ambiente de recogimiento en donde la oración se une a
los sentidos para llegar a lo más profundo del corazón de quien busca realmente
encontrarse esa noche con Cristo.
Es el Viacrucis del amor
pero también del dolor de una Madre que, en su Soledad, contempla impotente
como su hijo inicia hasta apurarlo un camino de sufrimiento que conduce a la
muerte física pero también a la vida eterna. Es la culminación perfecta de la
vía dolorosa que esa noche vamos a vivir; Cristo muerto en la Cruz junto a su
Madre, sola, que sube a su encuentro desde San Millán para recoger su cuerpo.
Serán imágenes que quedarán grabadas en nuestra memoria y que formarán parte de
la historia de nuestra ciudad y de nuestra Semana Santa.
Y por último, es el
Viacrucis de la fraternidad y la unión. Las hermandades de Úbeda y sus cofrades
serán durante unas horas hermanos de túnica carmelitana y cruz potenzada, y
formará parte de una de las quince escuadras que esa noche portarán sobre sus
hombros la imagen del Cristo de la Noche Oscura. Y lo harán con sus atributos y
sus medallas, pero formando parte de un único guión en donde los cofrades de
Úbeda acompañarán a Jesús con su oración, siendo testigos de su juicio injusto,
portado su Cruz como cirineos y velando su cuerpo junto a su Madre en la
esperanza de la resurrección.
A partir del día 11 quedará
el testimonio y los recuerdos mezclados con los sentimientos de quienes ese día
compartieron en Santa María un gran acto de hermandad cofrade. Ahí quedará la
obra, el esfuerzo y la ilusión de una cofradía sencilla. Sería una pena que el
día después sólo quedara eso. Sería una lástima que nadie se imagine una
cuaresma con la música de Cristóbal, la poesía de Ramón y una Vía Dolorosa en
la que los cofrades de Úbeda acompañen cada año a la imagen de uno de nuestros
Cristos en el camino de la Cruz. Mientras tanto el presente pasa por el día 11
de marzo, y yo quiero estar allí, acompañando a Jesús. Y tú, ¿te lo vas a
perder?
Nicolás Fernández del Castillo*
*Nuestro hermano presidió la Cofradía y actualmente es colaborador de
la Junta Directiva y miembro de la Comisión para los actos del cincuentenario.
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