Un comentario del compositor D. Cristóbal
López Gándara sobre sus obras
Cuando recibo
el encargo por parte de Diego y Bartolomé para escribir la música del Viacrucis
extraordinario del Cristo de la Noche Oscura no podía imaginar lo que esta obra
podía suponer para mi carrera artística. Esto que nace de una idea, quizás
ingenua, de dar sostén a las estaciones del Viacrucis a través de una música,
que en un principio iba a ser algo comedido, quizás discreto, tomó su forma
definitiva cuando Ramón Molina Navarrete, este arquitecto de las palabras al
que tanto debemos en Úbeda, me entrega los textos del Viacrucis.
Entendí que la
Pasión de Cristo no sólo puede contenerse en unas pocas notas triviales, sino
que cada estación forma un único universo sonoro al que tenía que darle una
forma y contenido a la altura del Crucificado para el que había de escribir esa
música.
Para la parte
instrumental escogí una formación que no es nada habitual en nuestra tierra,
como es el quinteto de viento, apartándonos del tradicional trío de capilla,
para conseguir una música con más gama de timbres y que tuviera su particular
sonoridad. Como el maestro Molina tituló al Viacrucis polifónico «Viacrucis de
Luz», el instrumental tomó el título de «Viacrucis de tinieblas», que proviene
de la propia oración al Cristo, «en las
tinieblas densas de mis dudas y ansiedades...», y por aquello de ir de las
tinieblas hacia la luz, de la pasión y muerte a la resurrección.
Cada estación
tiene un título específico y su contenido tiene que ver con la escena que
representa:
VIACRUCIS
DE TINIEBLAS
1ª ESTACIÓN: Sagrada Cena
Comienza el
Viacrucis con una sencilla plegaria donde intervienen dos elementos
principales: la melodía sostenida por la flauta y el oboe que representan las
palabras serenas de Jesucristo en la cena y el bajo ostinato del fagot, pesaroso como el caminar del Cristo de la Noche
Oscura en el Viacrucis. Casi sin decir nada pero diciéndolo todo, sin
aspavientos ni florituras se abre el telón de nuestro Viacrucis.
2ª ESTACIÓN: Orando en Esperanza
Una de las
formas de orar más bellas es la saeta. He aquí una saeta instrumental que
acometen el oboe y el saxo barítono en una suerte de zumo tímbrico donde se
acentúan el rasgado brillo penetrante de una saeta.
3ª ESTACIÓN: Prendido por una traición
Dos elementos
lo forman, un tema lánguido y apesadumbrado que representan a los apóstoles en
su descanso y el otro, una llamada brusca, que anuncia la entrada en la escena
de la guardia que va a apresar a Jesucristo.
4ª ESTACIÓN: Negaciones de San Pedro
Como si del
gallo se tratara, el motivo que lo representa (una pequeña disonancia en forma
de apoyatura) pasa a través de todos los instrumentos del quinteto y sucede dos
veces como en la propia escena. La música contiene gran tensión como las
acusaciones a Pedro, que sólo se resuelve al final
5ª ESTACIÓN: Por Pilato condenado
Esta pieza es
fiel reflejo de la serenidad de Pilato, al que no le convencen las acusaciones
que vierten sobre Jesucristo. Un diseño continuo en el clarinete hace de sostén
de la escena, como si de las propias dudas de Pilato se trataran, y la flauta y
el oboe cantan una simple melodía que nunca acierta a resolver, hasta que al
final determina presentarlo al pueblo y termina la pieza.
6ª ESTACIÓN: Humillación y tortura
La primera
parte es una breve fuga, que representa las burlas y torturas a las que fue
sometido Jesucristo, pasando el tema de uno a otro instrumento como si de los
propios soldados estuvieran aprovechando su oportunidad de acudir a azotarlo.
Al acabar la fuga el tema se resuelve de manera triunfal, representando la
coronación del «Rey de los Judíos» y la imposición de la corona, la caña y el
manto.
7ª ESTACIÓN: Camino del Calvario
Un motivo
musical (técnicamente llamado "doble floreo"), que tomo para
identificar una cruz por su representación gráfica, hace de introducción, para
luego acometer el tema principal de la obra, una sencilla melodía que
tortuosamente va ascendiendo en tesitura, como la propia ascensión del Calvario
de Jesucristo.
8ª ESTACIÓN: Bajo el peso de la cruz
Las propias
caídas de Jesucristo son representadas con los instrumentos. acometiendo
cascadas de notas descendentes cromáticas, que dan un color tétrico a la escena
a lo largo de toda la pieza. No hay sitio para una melodía, es toda ella una
descripción de las caídas, y el dolor que padeció Jesucristo.
9ª ESTACIÓN: Ayúdale con la cruz
Jesucristo no
puede más, necesita ayuda. A pesar de la crueldad de los soldados que lo
acompañan hacia el Calvario también saben que es incapaz de continuar por sí
solo. Es cuando reclaman la ayuda de Simón de Cirine. La solemnidad de la
escena la representa una pieza en estilo de la música medieval, un bajo sobre
una nota, y el oboe recita una melodía modal.
10ª ESTACIÓN: No lloréis por mí
Con la misma
ternura que le habla Jesucristo a las mujeres de Jerusalén, está pieza sirve de
contrapunto a las dramáticas estaciones anteriores. La flauta, protagonista de
todo, representa la devoción de las
palabras del Maestro
en una melodía nostálgica y desconsolada.
11ª ESTACIÓN: Crucifixión
Una música
tétrica, dramática y tosca da pie a imaginar los clavos hundiéndose en el
madero y traspasando la carne en forma de acordes. No hay lugar para el
sosiego, el dolor de Jesucristo se ve reflejado en las continuas acometidas de
la flauta, el oboe y el clarinete, como si de aullidos de dolor se trataran
sobre el tema que ejecuta la trompa, un dolor que no termina, clímax de todas
las estaciones donde el quinteto exprime al máximo todo su potencial dinámico.
12ª ESTACIÓN: Al pie de la cruz
María al pie
de la cruz solloza a través de la flauta una melodía llena de tristeza y dolor,
una melodía que nunca termina de resolver y que va descendiendo cromáticamente
como sus propias lágrimas. Bajo esta melodía se van deslizando sibilinos
acompañamientos, molestando a la melodía principal, como una serpiente. Es el
demonio tentando a Jesucristo para que se salve Él y deje a su suerte a la
humanidad. Jesucristo toma su decisión, morirá por todos nosotros, y la música
muere en paz.
13ª ESTACIÓN: El último aliento
La estación
cuya música no representa la escena a la que está dedicada es este «Último
aliento», el cual es una suerte de passacaglia
donde la flauta acomete una melodía romántica, nostálgica, donde Jesucristo
recuerda su vida, su infancia, etc. Ve a su madre y su mente vuelve a todos
aquellos recuerdos buenos, como el moribundo que ve pasar su vida en un momento
de trance. Finalmente despierta de ese sueño, suenan tétricas notas en los
graves, es un pasaje de la marcha «La expiración» de Don Victoriano, Consummatum est.
14ª ESTACIÓN: Muerto y sepultado
Llamadas de
lamento se hacen presentes, suena una marcha fúnebre que acompasa el descendimiento
del cuerpo yacente. Lo dejan reposar y la música va subiendo, la escena y la
música es cada vez más lúgubre y dramática. Igual que se abría el Viacrucis de
una forma concisa, sin adornos ni sutilezas, se cierra con esta marcha fúnebre
donde contemplamos el cadáver yerto de Jesucristo.
Mañana
continuaremos con el comentario del «Viacrucis de luz».
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