Curro
Cayola nos recuerda en esta colaboración lo vivido el jueves anterior al
Viacrucis claustral. Una jornada que para los cofrades de la Noche Oscura
comenzó alrededor del altar del Santuario de María Auxiliadora, rezando junto a
la sagrada imagen los salmos con que daba inicio el acto penitencial comunitario
que dirigió nuestro Capellán, D. Antonio Rodríguez Fenoy, SDB. Paralelamente,
en el templo de San Millán, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad se
preparaba también para un traslado singularísimo, un hito en su centenaria
historia.
Situémonos en el jueves 10 de marzo de 2016. La Basílica de Santa María de los Reales Alcázares es un hervidero a las nueve y cuarto de la noche. Hay un cierto nerviosismo y una actividad inusitada dentro de la iglesia; en el claustro, personas entrando y saliendo. Algo excepcional sabemos que está a punto de ocurrir; que cuando suceda, hará realidad uno de nuestros grandes anhelos: que una Madre que llamamos «de la Soledad» se va a encontrar con su Hijo que se titula «de la Noche Oscura», nuestros queridos Titulares. Sólo los que los han acompañado por nuestras calles, en su discurrir tortuoso hacia Santa María, unos desde Salesianos, otros de San Millán, pueden hablarnos de lo vivido y acaso no lleguemos a imaginárnoslo, o al menos muy difícil de explicar con palabras; vivencia que todos ellos guardarán en su interior. Sobre todo, cuando se produzca finalmente el esperado encuentro en la Plaza del Ayuntamiento. Cuando María se encuentre con su Hijo. ¡Qué momento tan sublime!
Enseguida nos llegan
noticias, dentro de la Basílica, que se van aproximando….que ya están subiendo
por Juan Montilla. Se abre la puerta de la «Anunciación» y el sonido de la
campana de la Noche Oscura, que se ha ido alternado con el de la Soledad,
comienza a hacerse perceptible… la comitiva llega finalmente a Santa María.
Precedida por las Cruces de Guía de la Cofradía de la Soledad y de la Noche
Oscura, va entrando el cortejo. El Cristo de la Noche Oscura, flanqueado por
cuatro faroles, portado por sus hijos, atraviesa solemnemente el dintel de la
puerta alcanzando el claustro.
Detrás, la Virgen de la
Soledad, que es llevada por sus hijas del barrio de San Millán acompañada por
hermanos con luminarias de barro. A pesar de que son muchos los que acompañan a
los sagrados titulares, el silencio lo
llena todo y solo se rompe cuando el coro infantil del Colegio Salesiano Santo
Domingo Savio, comienza a cantar «Nadie te ama como yo» de Martín Valverde,
mientras el Cristo avanza lentamente: «Cuánto he esperado este momento, cuánto
he esperado que estuvieras así. Cuánto he esperado que me hablaras, cuánto he
esperado que vinieras a mi…., Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama como
yo; mira a la cruz, esa es mi más grande prueba...», cantan las voces
infantiles. También al llegar la Virgen de la Soledad, el cántico infantil lo
llena todo y a «María de Luz»; y de nuevo a todos de emoción.
Sin solución de continuidad,
ya en el interior de la Basílica, se vive otro momento especial, cuando el
Cristo de la Noche Oscura pasa por delante de la capilla donde está la
Agrupación Coral Ubetense, que interpreta la cantata de Juan Sebastian
Bach «Jesus bleibet meine Freude» en su evolucionar hacia el Presbiterio.
Siempre detrás, su Madre de La Soledad, siguiendo sus pasos muy de cerca, la
Madre que no quiere separarse de su Hijo. De nuevo, el silencio, la solemnidad
y el respeto es el común denominador. Vea el video del momento en la pagina de Facebook "Las Miradas Cofrades" pinchando aquí.
Con las dos Cruces de Guía
situadas en el Presbiterio, poco a poco, las andas de la Soledad van
evolucionado hasta situarse delante del Cristo que aguarda el transitar de su
Madre hasta su lugar provisional. Finalmente, el Cristo de la Noche Oscura
queda situado en medio del Presbiterio.
La jornada ha finalizado y
las emociones vividas serán difíciles de olvidar. Queda mucha tarea que
realizar para que todo esté preparado y dispuesto, pues mañana, 11 de marzo de
2016, se celebrará el Solemne Viacrucis claustral extraordinario conmemorativo
del cincuentenario de la fundación de nuestra Cofradía Penitencial del Cristo
de la Noche Oscura; pero esa crónica ya figura en este blog. A ella te remito,
amigo lector.
Francisco Cayola
Cortés*
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